miércoles, 13 de febrero de 2008



TERCER DISPARO

Después de vestirse salio a la calle y se integro en la marea humana que se dirigía hacia el centro de la ciudad.
Caminaba despacio rodeado de rostros inexpresivos y distantes, rostros de gente anónima y triste que se dejaban llevar por un torrente invisible.
Observo con detalle los anuncios de neon de la calle principal y se dirigió hacia su primera parada del día.
Pidió un café y encendió un cigarro afortunadamente aun se podía fumar en aquel local del centro pero aun así se sintió un marginado un paria que debía inhalar y exhalar el humo a escondidas.
La camarera del bar. le miro y sonrió, el le devolvió la sonrisa sin ganas y disimulo leyendo un viejo periódico deportivo.
Ella no era joven pero tampoco gastada, no era fea pero tampoco hacia darse la vuelta a ningún hombre, diez años de matrimonio esclavo la habían secado como un viejo árbol y decidió que aquel extraño hombre de la barra tenia algo especial.

-¿Deseas tomar algo mas?. Pregunto mientras sus mejillas se tornaban calidas y sonrosadas.

- Ponme otro café por favor.

Se dirigió a la cafetera y de repente le pregunto.

- ¿A que te dedicas?

- Soy borracho. Y sonrio.

Memorias de Mulechan Cáp.2

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