martes, 19 de febrero de 2008



SEPTIMO DISPARO

Durante toda la cena no dejo de mirar el reloj, trato de no obsesionarse pero estaba claro que no podía, en su interior se agitaban recuerdos que pensaba dormidos pero que aquella noche volvían con una claridad asfixiante, miro a su marido como engullía con grandes bocados y sintió nauseas.

Disculpándose se dirigió al baño con la esperanza de que una pequeña dosis de nicotina aliviase su estado.

Mientras fumaba encerrada en aquel aseo, dejo que los recuerdos la inundasen, se transporto diez años atrás, a un desaliñado estudio del centro, se vio reflejada en el espejo como entonces desnuda, posando mientras le observa pintar con movimientos febriles como solo lo pueden hacer los jóvenes con exceso de ambición.

Recordó sus manos llenas de óleo y el olor a aceite de linaza y disolvente de la habitación, recordó tardes de alcohol y noches de caricias y promesas.

Pero también recordó el descenso a los infiernos después de los fracasos y las malas criticas, las noches de lagrimas intentando despertarle después de sesiones etílicas interminables y por fin se vio otra vez en aquel anden de autobús con una maleta llena de sueños rotos y la esperanza de otra vida mejor para ella y para el.

Cuando regreso a la mesa su marido la esperaba preocupado.

- ¿Te encuentras bien?

- Si, no te preocupes.

- De acuerdo, querida he de dejarte tengo asuntos que atender, ¿Estarás bien?

- Por supuesto, puedes irte tranquilo.

Mientras veía alejarse su coche ella sonrió.

Memorias de Mulechan Cáp.6

jueves, 14 de febrero de 2008

BESTIARIO 2



SEXTO DISPARO

La criada llamo a la habitación. Con voz firme ella la indico que pasase y dejase el desayuno sobre la mesita. Ella complaciente sirvió el te y la dejo sola. Hacia un día esplendido pensó mientras saboreaba el primer sorbo de te, leyó las noticias y se dirigió al vestidor.

Busco en el fondo de aquel inmerso armario un vestido de noche negro y un par de zapatos de aguja.

Después de vestirse se miro al espejo, se encontraba extraña con un vestido así a esas horas de la mañana pero no podía esperar a la noche para ponérselo.

Pese a la fría mascara que relejaba su cara en el espejo reconoció que se sentía nerviosa. Mientras intentaba alejar esa idea de su mente recordó con nitidez fotográfica los hechos de la noche anterior.

Recordó el escalofrió que le recorrió la espalda cuando le vio, igual que hace diez años apenas cambiado, el mismo gesto, el mismo aire de misterio y ese aura que emanaba de el. Apenas la miro estaba demasiado borracho en eso tampoco había cambiado, aun sereno le hubiese resultado imposible reconocerla pues ella si era distinta, ya no era la chiquilla pecosa y delgada que aun debía habitar en algún olvidado rincón de su mente.

Se cambio de nuevo de ropa y dejo el vestido y los zapatos junto a la cama.

Cruzo el vestíbulo de la inmensa casa donde vivía y entro en el coche, al sentarse una arrugada mano le acaricio la rodilla y ella le miro.

-¿Pareces contenta esta mañana querida?

Ella le miro y sonrió.

Memorias de Mulechan Cáp.5

miércoles, 13 de febrero de 2008



QUINTO DISPARO

Una bocanada de humo salio disparada del vestíbulo cuando abrio la puerta del bar buscando desesperadamente la salida como escapando del corredor de la muerte.

Tras habituarse a la ausencia de luz se dirigió decidido hacia la barra y con la confianza de encontrarse ante un camarero conocido se atrevió a pedir lo de siempre.

Después un primer sorbo devastador busco con la mirada el objeto de su anhelo.

Como no encontró nada mas que caras ausentes y posturas forzadas se dedico a lo que mejor sabía hacer, beber.

Cuando poso sobre la barra la tercera copa, una fuerza invisible atravesó el local, el tiempo se paro de golpe como si ese oscuro lugar se encontrase dentro de una burbuja de dilatación temporal, el resto del mundo seguía discurriendo a una velocidad normal pero en ese preciso bar el tiempo pasaba mucho mas despacio.

Se giro hacia la puerta y vio como una figura se acercaba entre tinieblas.

Sus piernas largas se acercaban decididas, con la confianza de una pantera que se sabe la dueña de su territorio.

Con gesto prepotente se sentó a su lado y sacando un cigarrillo le pidió fuego.

El sonrió.

Memorias de Mulechan Cáp.4



CUARTO DISPARO

La luz se reflejaba en su cuerpo dotándole de una luminosidad fantasmagórica, el se giro desde la ventana y la observo, parecía tan diminuta tumbada en la cama, su pecho se agitaba mientras se mecía en los brazos de un sueño perturbador.

Busco a tientas la cajetilla de tabaco mientras se servia otro vaso de bourbon y pensaba en como se había desencadenado todo desde la salida de aquel bar del centro.

Miro el reloj y se vistió, aun era pronto pero no quería estar ahí cuando ella despertase.

Salio en silencio con la práctica de un maestro en ese tipo de escapadas y bajo las escaleras, al cruzar la puerta le dijo al conserje del motel que la despertase dentro de unas horas.

Se convenció de que aun no era hora de ir a casa y se dirigió al Chatsubo con la esperanza de encontrar allí unas largas piernas con zapatos de aguja negros y un cigarrillo largo entre unos labios carmín.

Mientras pedía un taxi sonrió.

Memorias de Mulechan Cáp.3

BESTIARIO 1




TERCER DISPARO

Después de vestirse salio a la calle y se integro en la marea humana que se dirigía hacia el centro de la ciudad.
Caminaba despacio rodeado de rostros inexpresivos y distantes, rostros de gente anónima y triste que se dejaban llevar por un torrente invisible.
Observo con detalle los anuncios de neon de la calle principal y se dirigió hacia su primera parada del día.
Pidió un café y encendió un cigarro afortunadamente aun se podía fumar en aquel local del centro pero aun así se sintió un marginado un paria que debía inhalar y exhalar el humo a escondidas.
La camarera del bar. le miro y sonrió, el le devolvió la sonrisa sin ganas y disimulo leyendo un viejo periódico deportivo.
Ella no era joven pero tampoco gastada, no era fea pero tampoco hacia darse la vuelta a ningún hombre, diez años de matrimonio esclavo la habían secado como un viejo árbol y decidió que aquel extraño hombre de la barra tenia algo especial.

-¿Deseas tomar algo mas?. Pregunto mientras sus mejillas se tornaban calidas y sonrosadas.

- Ponme otro café por favor.

Se dirigió a la cafetera y de repente le pregunto.

- ¿A que te dedicas?

- Soy borracho. Y sonrio.

Memorias de Mulechan Cáp.2

martes, 12 de febrero de 2008



SEGUNDO DISPARO

“El se despertó , miro el reloj y vio que era mediodía , a su cabeza vino el primer golpe de la resaca.
Intento volver a dormir pero era inútil, con resignación y desanimo se levanto y se dirigió al baño, luego se dirigió a la cocina y preparo café, la cabeza aun le daba vueltas e intento recordar algo de la noche anterior pero a su mente solo venían retazos.
Podía ver la cara de la gente con la que había hablado pero poco de las triviales conversaciones que había tenido con ellos… en realidad tampoco le importaba.
Después de eso salio al balcón, mientras encendía un pitillo miro a la gente que pasaba por delante de su casa y recordó.
A su cabezo vinieron dos imágenes nítidas como una polaroid,

Unos zapatos de aguja negros y un cigarrillo largo entre unos labios carmín.

Sonrió.”

Memorias de Mulechan Cáp.1

PRIMER DISPARO

BUENO ESTE ES EL PRINCIPIO... COMO TODO EN ESTE UNIVERSO, ESPEREMOS QUE SEA EL DE ALGO AL MENOS.

ESTE NO ES UN BLOG TIPICO NI SE PRETENDE QUE LO SEA, NO ESPEREIS FOTOS DE VIAJES, NI LISTAS DE MI MUSICA FAVORITA, NI LARGOS MONOLOGOS SOBRE LA SOLEDAD DEL HOMBRE. ESTE ES SOLAMENTE UN EJERCICIO DE MASTURBACION MENTAL, UN INTENTO DE BOFETADA A LAS DORMIDAS MENTES DE LA GENTE QUE POR CASUALIDAD CAIGA DENTRO DE ESTE TORBELLINO DE IDEAS.