sábado, 18 de octubre de 2008

CAPITULO 2 !!PIENSA¡¡



Sono como un huracán y tubo que apartar el oído del teléfono, cuando se recupero de aquel alarido intento aclarar su mente, después de haber soñado con ese momento desde hace tres años en el fondo estaba convencido que era algo que no llegaría, una quimera.

Colgó el teléfono, pago la cuenta del desayuno que había pedido pero no probo y se dirigió hacia la parada de taxis mas cercana, su corazón latía como nunca lo había echo y su mente viajaba hacia lugares desconocidos, se sentía como el doctor Frankenstein después de haber dado vida a su criatura . Tras indicarle al taxista su destino, tecleo una serie de números en su teléfono y espero, no le extraño que le contestase un servicio de mensajes, nunca entendería como ese tipo había conseguido desarrollar ese software jugando su sueldo en antros y garitos.

El teléfono sonó y descolgó.


Una mala mano te suele dejar hundido, pero en este caso era peor, ya no solo eran los cinco mil

dolares que se habían esfumado en esa partida , era esa sensación de haber tocado fondo, un estrangulamiento en la base del intestino que lo ahogaba y lo aturdía.

Dejo la mesa y se fue hacia la barra del garito, intento parecer duro y que la situación no le sobrepasaba pero francamente tenia la sensación de que estaba haciendo el mas espantoso de los ridículos, así todo siguió y por fin alcanzo su objetivo, se dejo caer sobre un taburete y pidió un vodka con hielo.

Apuro la copa de un trago y pensó por fin en la situación en la que se encontraba e intento buscar una solución rápida, paso por su cabeza la 45 que tenia en el cajón de la mesita de su habitación pero le pareció incluso demasiado fácil.

El alcohol del vodka empezaba a hacer el efecto deseado y parte de los problemas parecían volar de su cabeza, en ese momento sonó su busca, lo miro y se quedo petrificado, corriendo busco un teléfono.

Mientras marcaba los pensamientos que hacia un momento de parecían una carga infinita se esfumaron como si nunca hubiesen existido.

-¿El doctor John Alan?. Pregunto la voz al otro lado del teléfono.

-Si, soy yo.

-Ha sucedido.

Tras esa corta frase colgó y salio del casino, su ritmo cardíaco se disparo, nunca pensó que sucedería tan pronto, sabia que su programa de aprendizaje difuso era innovador pero no que se implementaría tan pronto.

Cogió el coche y arranco dirigiéndose hacia el este, hacia el desierto.